Crónica de una carrera inesperada

 

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El domingo 2 de diciembre de 2018 se disputó en la ciudad de Ibagué la carrera Papá Noel, una competencia recreativa con un recorrido de 5 kilómetros donde los inscritos aportaban recursos económicos para el financiamiento de la campaña que busca entregar regalos a niños enfermos de cáncer.

Días previos a la carrera uno de los compañeros del grupo de deportes del Anzuelo Medios había propuesto hacerle un cubrimiento periodístico a esta carrera que se realizaba por primera vez en la ciudad. Hablamos de hacernos en sitios estratégicos para obtener buenas tomas fotográficas y entrevistas que permitieran realizar un cubrimiento efectivo de esta competencia.

Llegó el día de la competencia, habíamos hablado de vernos en Multicentro hacia las ocho de la mañana para presenciar el calentamiento, la entrega de números y por supuesto estar presentes en la previa de la carrera. Yo me había levantado sobre las siete de la mañana y veía que el sol se mostraba en su mayor esplendor, un gran clima para la carrera.

Me organice con una pinta deportiva, para hacer un cubrimiento de este tipo es necesario estar con ropa fresca y cómoda que permita hacer un mejor trabajo. Me vestí con un buso blanco, pantaloneta de la Selección Colombia, medias y zapatillas que encontré oportunas para la ocasión.

Revise la hora y veía que eran más de las siete y cuarenta y cinco de la mañana, me esta cogiendo la tarde. Desayune algo muy liviano, un huevo tibio, media arepa de chócolo con yogurt de mora, un desayuno muy pequeño para lo que yo acostumbro desayunar un domingo.

Llegué al centro comercial, eran las ocho y veinte, la gente comenzaba a alistarse para la carrera, las personas participantes hacían fila para recibir sus números de competencia. Me logré ubicar en el primer piso de Multicentro con Jorge, Leonardo y Steven que se encontraban realizando preguntas y tomando fotos dentro de la previa de la carrera. Mis compañeros me miraron de manera extraña por la pinta que traía, todos usaban pantalón y camiseta muy casual.

Una señora de la revista Paparazzi, quien entregaba el kit de competencia, muy amablemente nos preguntó si alguno estaba interesado en correr la prueba, ya que tenía disponible unos kits de personas que no habían aparecido a reclamarlos. Todos me miraron y me hicieron gestos de que yo debía participar en esta carrera. Al principio dude, pero al ver la oportunidad la aproveche. Es así como faltando veinte minutos para comenzar la competencia corrí para el vestidor a cambiar mi camisa blanca por la roja del evento y a ponerme el gorro navideño característico de esta competencia.

 

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Estaba preparado para correr la I Carrera Papá Noel que se realizaba en Ibagué. Debo aclarar que no estaba en mi mejor nivel atlético ni cardiaco, ya que debido al estudio de este semestre había suspendido mis horas de entrenamiento diario. Sin embargo considero que la primera cosa que debe tener una persona para terminar una carrera es tener fe y confiar en lo que su cuerpo puede dar. Por esta razón que decidí jugármela por el ritmo constante y no la rapidez para poder aguantar la carrera y terminarla sin fatiga o mareo.

Después de estar listo con el uniforme, fui al stand por el número que me identificaría en la carrera, el 275. Llegó el momento del calentamiento con aeróbicos que permitían acondicionar el cuerpo para la competencia. Al terminar el calentamiento fui a despedirme de mis compañeros, me desearon la mejor de las suertes y que ojalá pudiera terminar sin ningún inconveniente.

Comenzó el conteo regresivo y me puse en posición para comenzar a salir de ese cardumen humano que incomodaba al principio de la carrera. Yo era consciente de que en la primera parte, la subida desde Multicentro hasta la glorieta de Presto, era importante ir a un ritmo suave porque era la que podía acabar con uno si se ponía un ritmo fuerte. Durante el recorrido comencé a distraerme pensando en otras cosas y cuando me sentía un poco cansado tomaba agua de la que recibía en los puntos de hidratación y me decía a mí mismo “Miguel, tú puedes”, una expresión que tuve presente en los tramos más difíciles de la carrera. Era la mitad del recorrido, hacía falta bajar hasta Arrayanes por toda la Carrera Quinta y regresar hasta Multicentro.

Cuando llegué a Arrayanes mi cuerpo comenzó a sentir el cansancio de los 18 minutos de recorrido y comencé a parar constantemente porque sentía que si no paraba podía marearme y no terminaría la carrera. Encontré un punto de hidratación que fue clave para que pudiera terminar la carrera. Tomé aire y decidí subir el ritmo, faltaban un poco menos de diez cuadras y me dije “Miguel, tú puedes”.

Termine la carrera, hice el recorrido completo en 28 minutos, logré para llegar a la meta y gané una medalla por concluir la competencia. Cuando llegue a la zona donde los atletas se toman las fotos con las medallas mis compañeros me esperaban, me felicitaron, se había logrado el objetivo de completarla sin problemas. Las cosas que salen sin planear siempre son más emocionante y divertidas, este tipo de cosas demuestran que uno debe estar preparado para las oportunidades que pueden estar disfrazadas.

Recorre la fotografía y mira la galería completa.

Crónica de una carrera inesperada

 


Por: Miguel Angel Rojas. Fotos: Leonardo Silva, Jorge Montaño y  Stiven Vanegas. Estudiantes Comunicación Social y Periodismo. Universidad de Ibagué.  

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