El baile como profesión
Por: Camila Andrea Garcia
“Tuve compañeros que estaban en las calles, en las drogas y que el baile prácticamente los salvaba. Lo que hacía el baile era como sacarlos de ese mundo maligno en el que estaban metidos, los transformaba en unas personas mejores.
Es un arte muy bonito y es lo que yo quiero hacer”. Para José Daniel Zambrano Mosquera, bailarín y campeón mundial de salsa, el baile va mucho más allá de ser un simple pasatiempo, es un arte con el poder de transformar vidas. Su motivación para ser bailarín nunca fue ni el dinero ni la fama, su vocación ha sido otra: ayudar a salvar vidas, brindar un refugio a jóvenes en situaciones difíciles y mostrarles un camino diferente en un espacio donde puedan sanar y expresarse.
Durante nuestra conversación, hablaba con una pasión y una convicción que irradiaban en cada gesto, con los ojos cerrados, su rostro transmitía una mezcla de entusiasmo y entrega total, como quien revive cada paso de una historia que ha marcado su vida. Hacía gestos fuertes con las manos, enfatizando cada palabra. En cada expresión se veía claramente su amor profundo por el baile, el mismo que solo alguien que ha dedicado casi toda su vida a esta causa puede expresar.
Su proceso de formación en el baile empezó a los 12 años y ha sido un camino largo y exigente, en donde él se intentaba superar cada vez más con muchos ensayos y bastante dedicación. “Digamos lo que yo hacía era ensayar tres veces a la semana unas cuatro o cinco horas muy duras, o sea, cinco horas al fallo prácticamente” Me comentaba con un gesto apasionado que reforzaba cada palabra. Pero esto iba de la mano con una buena alimentación, buen descanso y salud mental, no solo para sus pasos de baile sino también sus acrobacias. “El descanso es muy importante la alimentación y tener también una muy buena salud mental para poder de que todos los pasos y las acrobacias que se realizan salgan de una buena manera”.
Nada de esto lo ha detenido para seguir enamorándose del baile cada vez más. Sin embargo, dedicarse al baile en un país donde el arte es desvalorizado trae bastantes sacrificios. “Esta fue la opción que yo tomé para salir adelante y pues las complicaciones han sido bastante grandes, pero digamos que por el amor al baile no me he dejado derrumbar, no he tenido tampoco ninguna beca, ningún apoyo institucional nada, todo ha sido, digamos que a pulso todo lo he conseguido tocando puertas, mostrando mi trabajo y así”.
Es evidente la falta de respaldo por parte de la sociedad y las instituciones no solo para Daniel sino para todos los artistas de esta ciudad e incluso de este país, aún así no ha sido obstáculo para que Daniel represente a su ciudad y logre destacar en escenarios de alto nivel.
En octubre de 2022, participó junto a su hermano Juan en el Festival Mundial de Salsa en Cali, donde salieron victoriosos. Recordar ese momento ilumina su rostro. Su mayor satisfacción no solo fue el reconocimiento, sino también el hecho de ser el primero en traer un trofeo mundial a su ciudad, Ibagué, pese a esto, para él este triunfo es apenas el comienzo. En mi visita Daniel tenía un buzo que llevaba el logo de su nueva academia su último logro en el mundo de la danza.
Este detalle no es menor; representa uno de sus sueños hecho realidad, un espacio en el que él y su hermano enseñan y transmiten el amor por el baile a nuevas y viejas generaciones. Mientras me comentaba acerca de su academia, preguntándome que me parecía, si estaba bonita su rostro reflejaba satisfacción y una total confianza de que, a pesar de cómo ha sido el proceso, ha alcanzado una de sus metas y la sacara adelante con todas las dificultades que esta traiga. Daniel Zambrano: la transformación en sus alumnos Yo por mi parte, llevaba un tiempo en el mundo del baile, decidí ingresar a otra academia, y asi fue como conocí a Daniel, en ésta él iniciaba un grupo del cual fui parte por algunos meses, el tiempo que pasé como su alumna transformó mi relación con el baile.
Lo que al inicio era solo una actividad recreativa, una manera de liberar mis emociones y divertirme, se convirtió en algo mucho más significativo. Daniel me enseñó a ver el baile desde otra perspectiva. Con él descubrí la importancia de la disciplina, de creer en uno mismo y de esforzarse hasta lograr aquello que parecía un poco imposible o complicado.
Los ensayos con Daniel eran divertidos, siempre con algo innovador, pero cuando se trataba de una competencia estos eran duros; Recuerdo que muchas veces me sentía cansada, tanto física como mentalmente, pero me sentía agradecida con él por su paciencia y exigencia para enseñarme. Ver de cerca las lágrimas, las risas, los gritos, desacuerdos, unión, la tensión antes de una competencia y la satisfacción al obtener un logro, me llenó el corazón de gratitud. Daniel me hizo comprender que el baile es un camino que, aunque difícil, se llena de momentos gratificantes, y se encuentra en cada paso el propósito de no rendirnos, de dar siempre un poco más.
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