Colibrí y Acuaponía: Una apuesta para el desarrollo del Tolima

Por: Alejandro Vargas 

En el marco del Primer Congreso Internacional de Bioeconomía, el rector de la Universidad de Ibagué, Alfonso Reyes Alvarado, concedió una entrevista a El Anzuelo Medios, en la que se destacó la creación del Co-Laboratorio de Investigación en Bioeconomía Regional (Colibrí), y la apuesta de la acuaponía en el departamento del Tolima.

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Investigadores. Por: Bryan Carrillo

Alejandro Vargas: ¿Cómo nace este sueño de Colibrí?

Alfonso Reyes: La idea tiene varios años. Estaba como decano de la Facultad de Ingeniería en la Universidad de los Andes, cuando el gobierno de Duque convocó la segunda misión de sabios. El propósito de esa misión era definir una ruta para el desarrollo científico de Colombia en los siguientes diez años, y designaron como coordinadora de uno de los temas a una colega mía de los Andes, la directora de investigación, Silvia Restrepo.

El tema que ella trabajaba y en donde la llamaron para coordinar era sobre la bioeconomía. Eso fue hace siete años atrás, y desde ahí empezamos a conversar sobre ese tema. Me interesó muchísimo la idea de una economía circular, era muy afín a mi forma de pensar, para poder desarrollar procesos productivos con el rasgo local, que no pensasen en qué hacer con los residuos considerados como basuras, sino que la idea de basura desapareciera, y cada residuo se considerara el insumo de un nuevo proceso productivo, cuyos desechos generaban otros procesos productivos, y así continuamente. En esa época empecé a imaginar la posibilidad de que en el departamento del Tolima la bioeconomía podía ser una de las líneas que impulsará el desarrollo.

Paula Núñez: ¿De qué manera impulsaría el desarrollo en la región?

A.R: La parte esencial de los procesos productivos de la bioeconomía es reconocer que el insumo fundamental es la biodiversidad, en la planta, en el hongo, la pregunta que uno se hace desde esa perspectiva es ¿cuál puede ser su uso potencial?

La biodiversidad del Tolima es fascinante, es exuberante. Tenemos municipios que parten desde los cuatrocientos metros sobre el nivel del mar, como en el municipio de Flandes, hasta los cuatro mil metros sobre el nivel del mar en el Nevado del Tolima. En esa diferencia de altura ustedes consiguen cualquier tipo de biodiversidad, tanto vegetal como animal. Eso quería decir que, en cualquier lugar del departamento, en cualquier municipio, en cualquier vereda, cualquier campesino tenía una mina de oro por explorar y podía ser utilizada para crear industria.

Muchas de las plantas que tradicionalmente se utilizan por ejemplo en salud, van sobre todo a las zonas más antiguas del Departamento; y les pueden preguntar a las personas de edad (me refiero ya noventa años, incluso un poquito antes, de ochenta años) ¿para qué sirve alguna hierba que pueden tener alrededor, y esta persona le va a decir: si usted toma esta planta y la mezcla con esta, le desaparece su dolor de cabeza, o si usted toma esta raíz y la mezcla con esto, y la toma de tal manera, esos problemas que  tiene de digestión van desapareciendo. Esos saberes tradicionales y, locales, en gran medida, son el resultado de años y años de experiencia.

Pero esas personas, aunque saben que eso funciona, no tienen ni idea de por qué funciona. Si uno quiere convertir ese conocimiento tradicional en industria, tiene que responder a esa pregunta. ¿Por qué esa planta combinada con esta hierbita, y con esta raíz mezclada con esta sustancia, y tomada de esta manera produce ese efecto en el cuerpo humano? Uno tiene que empezar a indagar en cada una de estas plantas y raíces, cuáles son las moléculas que se activan muy a nivel de detalle. Por esto, ese tipo de investigación requiere desarrollarse a profundidad para saber a nivel biológico, genético o, molecular, qué es lo que generan esas plantas para que produzcan bienestar en las personas. Eso era lo que se necesitaba, capacidad de investigación de punta.

De otra parte, para desarrollar esas investigaciones se necesitan equipos de investigación de muy alta tecnología; personas muy bien formadas en biología, en química o, en genética, que tengan doctorado, y, experiencia e investigación de varios años. Entonces, conseguimos los equipos, teniamos los profesionales bien formados, ahora lo que se necesitaba era un espacio para reunirlos, así nació Colibrí.

"El propósito es indagar por qué esas plantas o, esas sustancias tienen el efecto que estos sabedores saben que tienen. Y a partir de ese conocimiento que es científico, aislar estas moléculas, producirlas en laboratorio y hacer la conexión con el sector empresarial. Esa conexión entre el saber local y el mundo empresarial es Colibrí”, Alfonso Reyes Alvarado.

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Alfonso Reyes, rector de la Universidad de Ibagué, junto al equipo de Colibrí. Foto por: Bryan Carrillo.

A.V: ¿Cómo llega la Acuaponía al departamento del Tolima?

A.R: “En el año 2015, estaba de Rector en la Universidad de Ibagué. En esta época, discutía con el doctor Eduardo Aldana, quien ha sido rector de Los Andes, Gobernador del Tolima y, Director de Colciencias, entre otros cargos, de qué manera podríamos traer ideas disruptivas, innovadoras, para impulsar el desarrollo del Departamento, algo atípico y diferente a lo tradicional. Se nos ocurrió que una manera de hacerlo era visitando otros lugares.

Francis Bacon publicó un libro hace muchos años que se llama La Nueva Atlántida, y narra de manera ficticia la existencia de un país que estaba localizado al frente de las costas de Perú. Y en ese país que nadie conocía, porque está en una isla que nadie había visitado, tenían a un grupo de personas que se llamaban los mercaderes de la luz, su papel era viajar por el mundo, encontrar ideas fantásticas, las tomaban, las traían de regreso, las adaptaban y empezaron a desarrollarlas.

Pensando en esa idea como metáfora se nos ocurrió armar una misión, con un grupo de tolimenses y llevarlos a un sitio para que conocieran ideas innovadoras para el desarrollo del territorio. El país que escogimos fue Alemania y la ciudad en concreto fue Berlín. Reunimos a los sectores de las universidades de Ibagué, a los presidentes de las tres cámaras de comercio, al Gobernador del Tolima y, un delegado de la Alcaldia. Reunimos a un grupo de siete empresarios, junto con la presidenta de la ANDI, que hoy en día a la presidenta del Consejo Superior de la Universidad de Ibagué; un total de dieciséis personas.

En Berlín durante una semana visitamos experiencias que habíamos preseleccionado con el embajador de Colombia en Alemania, Juan Mayr, quien había sido Ministro del Medio Ambiente. Muy amablemente, nos hizo el favor de identificar esas experiencias. y una de esas fue en un Instituto de Fisher, investigación en peces, que pertenece a las redes de institutos lightnings de Alemania.

A.V: ¿Qué fue lo que más les impató al conocer este instituto? 

A.R: Cuando llegamos allí, me impactó lo que nos mostraron. Un sistema que se llama Acuaponía, en el cual usted cultiva peces, no en estanques sino en tanques. Pero además logra filtrar el agua que se va contaminando por los desechos que generan los peces, y eso le sirve de alimento a las plantas que ponen los sistemas hidropónicos y se van alimentando, y luego el agua filtrada por las plantas se reinyecta otra vez en los tanques, y eso se cierra como un ciclo maravilloso.

Eso conectaba nuevamente con la idea de economía circular, entonces me pareció fantástica la idea. Cuando terminó la visita, volví otra vez al Instituto y le propuse al director del proyecto Profesor Werner Kloas, que por qué no venía Colombia, nos visitaba en Ibagué e, iba a un municipio del Tolima. Le ponía como reto si él veía que estando aquí era posible traer el sistema que él desarrolló allá y ponerlo a funcionar en nuestro territorio. El profesor, que difícilmente sale de Alemania, aceptó el reto y por primera vez en su vida llegó a Colombia, a Ibagué.

A.V: ¿Cúal fue el destino del Tolima que visitaron?

A.R: La siguiente salida fue a Chaparral, estuvo dos días conociendo los piscicultores de la zona; regresó y me dio las gracias, se fue a Berlín y a las dos semanas me mandó una carta. La carta decía: Señor Rector, muchas gracias por la invitación, me encantó conocer el trópico, pero si usted quiere desarrollar las ideas que vio aquí y llevarlas a Chaparral, olvídese, eso no funciona, porque nuestro laboratorio funciona en Berlín, en Europa, en donde reproducimos las condiciones climáticas que ustedes tienen allá. Lo que sí pueden hacer es tomar las ideas que usted vio acá, y por qué no desarrollar usted la tecnología.

Cuando  regresé a la rectoría de la Universidad de Ibagué, a finales del año 2019, venía con dos ideas. La primera estaba enfocada en Bioeconomía. La misión de sabios, había terminado su informe y recomendaba bioeconomía como uno de los criterios para desarrollar el país científicamente los siguientes años. La segunda idea era de implementar la acuaponía; también traía la idea de crear un instituto o un centro de investigación, y como le dije ese momento conectara saberes locales con empresas. Sabía que existía este sitio, yo lo había conocido, pero estaba prácticamente abandonado. De hecho, la Universidad pensaba vender ese terreno. Al poco tiempo de llegar a la rectoría alguien me mencionó que si podía averiguar cuánto valía este lote, porque tenemos un cliente para venderlo. Y respondí: no quiero venderlo, porque tengo otra idea.

A las dos semanas llevé al Consejo Superior de la Universidad de Ibagué la propuesta de crear Colibrí, y uno de los proyectos para desarrollar era la acuaponía. Colibrí empezó a construirse en el 2020 y en el mismo año empezó a desarrollarse nuestro sistema prototipo de Acuaponia Unibagué. Colibrí se inauguró en diciembre del año 2022 y en enero del 2023 hicimos la primera cosecha de Acuaponía. ¡Una maravilla!

Cuando vi esto dije, estamos en el punto de mostrar esto nacional e internacionalmente y se me ocurrió la idea de hacer un congreso internacional de Bioeconomía, que es lo que estamos haciendo hoy en día. Y por supuesto, la persona indicada para venir a este congreso era Werner Kloas. Yo lo llamé y le dije: lo invitó por segunda vez. Esta vez no a conocer Chaparral, sino a conocer lo que hicimos a partir de sus ideas.

 

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Cosecha de lechuga y aromáticas. Foto por: Bryan Carrillo.

P.N: ¿Qué acciones realizará la Universidad de Ibagué para implementar la acuaponía en los distintos municipios del Tolima?

A.R: Desde el comienzo para nosotros, la idea de la acuaponía era un proyecto para modificar las prácticas tradicionales de piscicultura, que están arraigadas en nuestra cultura tolimense; prácticamente en cualquier vereda del Tolima existen procesos de piscicultura, porque en todas partes del Departamento hay agua. La riqueza hídrica del Tolima es impresionante. Entonces, en casi todas esas veredas, es muy fácil que alguien desvíe a la corriente de un riachuelo, abra un hueco, cree un estanque, y cultive peces. Meses después sacan ese cultivo, que era bastante poco, porque muchos peces se pierden, pero el agua que está allí en el estanque, que está muy contaminada con los desechos de los peces y los restos de comida de varios meses de haber sido alimentados, vierte otra vez a la quebrada, convirtiéndose en un proceso que es poco eficiente y altamente contaminante.

Si uno desarrolla un sistema como este, la acuaponía, en donde prácticamente no hay aguas que se vierten, es completamente limpia y es altamente productivo, porque ustedes pueden controlar el crecimiento de los peces en tanques pequeños, la alternativa claramente es mucho mejor. Es más eficiente, porque no es más contaminante, y además puede generar mucho más de lo que necesita una familia para consumir. O sea que puede empezar a presentarse como un sistema de producción que es rentable para pequeños campesinos.

Nuestra idea es empezar a replicarlo en cada uno de los municipios, para modificar las prácticas de la piscicultura tradicional. Tambien, lograr que en esta zona se creen cooperativas de productores de hidropónicos, y como cooperativa más grande es más fácil negociar con grandes superficies porque hay mayor capacidad de negociación.

La pregunta de fondo es: si yo tengo ya resuelto el problema tecnológico, que es lo que hicimos en Colibrí, ¿cómo resuelvo el problema de transferencia tecnológica?; ¿Quién lleva la tecnología allá? La respuesta nuestra es que deben hacerlo los jóvenes precisamente. Aquellos jóvenes que terminan bachillerato en los colegios y que no encuentran trabajo. Esos jóvenes se pueden entrenar como gestores de cambio en la acuaponía. De hecho, estamos terminando de desarrollar una propuesta para crear un programa técnico en acuaponía,  que pretende cómo hacer la transferencia, cómo recibir esta tecnología, cómo ponerla a funcionar, cómo operarla, y cómo expandirla.

A.V: ¿Cuánto sería el costo para que estos jóvenes se formen?  

Queremos gestionar créditos con el Banco Agrario para que le preste al campesino la plata necesaria para que pueda comprar la tecnología e implantarla; pueden ser 130.000.000 millones de pesos, que es lo que se requiere de inversión. Con esta plata la Universidad está dispuesta a entregar la tecnología para formar a los jóvenes, para que hagan el proceso, y la Universidad los acompaña para que el proceso se empiece a realizar.

Cuando el proceso se está operando, lo que hemos visto en el sistema nuestro, es que una cosecha en el sistema de acuaponía se puede vender en 14.000.000 millones de pesos, y hay diez cosechas al año, o sea que en un año recupera la inversión. Es decir, en un año pagan el préstamo, y al pagar el préstamo a partir del segundo año todo lo que queda es libre.

A.V: ¿ Qué sucedería si se replica este sistema en los diferentes Municipios del Departamento?

Si eso empieza a escalar de municipio por municipio, vereda por vereda, lo que tenemos es una transformación de la economía en el Departamento desde la piscicultura. Es una transformación en la cual este beneficio es directamente para los campesinos y, los piscicultores. No solo resuelven el problema de alimentación porque tienen proteína y lo que quieran para su familia. Además, a partir de allí, asociados con otros pueden generar ingresos para ellos mismos.

Finalmente, la acuaponía es un ejemplo de un proceso productivo que pertenece a la bioeconomía, por lo tanto impulsa el desarrollo del Departamento, pero un desarrollo que sea incluyente, cuya riqueza se distribuye, no se concentra. Si uno piensa en que la acuaponía es uno de los varios negocios que se pueden desarrollar, demuestra el impacto que puede tener la bioeconomía en el departamento.

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