La otra cara del fútbol femenino colombiano

Por: Andrés Felipe Alfonso García

Ahora con la participación de la selección Colombia en el mundial femenino de fútbol , celebrado en Australia y Nueva Zelanda, más de un colombiano se despertó a las 3:00 de la mañana con su camiseta puesta, se preparó un café y se tomó una foto en frente del televisor, para luego publicarla en sus redes sociales con una frase que dice: “Vamos mis chicas superpoderosas”.

La verdad es que llama la atención cómo el fútbol femenino ha tomado mucha fuerza y ahora los colombianos sí se interesan por la selección de mujeres. Pero la mayoría de estos supuestos “hinchas” no saben lo que sufren las futbolistas colombianas día tras día, o bueno, por lo menos las que juegan en la liga “profesional” de Colombia. Para empezar la liga femenina Betplay contó con un campeonato de cinco meses de duración y al día de hoy no ha sido confirmado un segundo semestre; se dice que es por falta de apoyo de las empresas privadas para la realización de una nuevo campeonato.

Sin la continuación de la liga y la falta de competencias, algunos equipos optan por rescindir los contratos de las jugadoras, para no tener que seguir pagándoles sus sueldos. Hablando de los sueldos, según varios medios, la mayoría de jugadoras ganan un salario mínimo o inclusive mucho menos. Esto es algo injusto, ya que en los mismos equipos a jugadores masculinos les pagan salarios de $10 millones, $20 millones, $30 millones o inclusive jugadores que ganan más de $100 millones de pesos al mes.

Otra injusticia que viven las futbolistas de nuestro país sucede en Ibagué. El Club Deportes Tolima cuenta con una sede deportiva ‘San Gabriel’, la cual cuenta con 14 hectáreas y seis canchas para entrenar, un gimnasio con máquinas importadas y dos vestuarios. Aun con todas esas instalaciones, las jugadoras del equipo femenino tuvieron que entrenar en el “Estadio alterno”, una cancha no profesional y que se utiliza para partidos entre amigos y uno que otro partido de liga departamental.

Con todo lo mencionado, las principales deportistas han tomado la decisión de protestar y ser escuchadas. Pues varias jugadoras han intentado, tal es el caso de la centrocampista Yoreli Rincón, quien está vetada de la selección colombiana desde hace más de 4 años. según ella las razones no fueron deportivas.

"Yo no juego en la Selección Colombia desde el 2018. La verdad todos lo saben, lo que pasa es que se esconde, yo estoy vetada desde hace cuatro años. No tengo la razón exacta, pero me imagino que fue porque sacamos a la luz las diferencias de pagos, la falta de apoyo, los vetos que ya habían transcurrido en nuestra selección e incluso cuando iban a eliminar la liga e hicimos un revuelo para no permitir que la terminaran. Al final nos dieron el premio de la Libertadores, pero no volví a ser llamada”, indicó la deportista en el diario Mundo Deportivo.

Hace falta mucho apoyo, sobre todo en la parte de sus hinchas, estadios vacíos es lo más habitual, poco rating en las transmisiones, o bueno, por lo menos en el “todos contra todos”. Pero, si el equipo está en semifinales o en la final, todas las personas volverán a ver el campeonato femenino.

Con todo esto, nos damos cuenta que el fútbol colombiano solo es un negocio, algo para producir dinero, si no genera ingresos pasa a ser segundo plano para las directivas del FPC. Por eso, en mi opinión, Colombia está en un declive futbolístico y los aficionados no protestan ni se molestan; si vemos los partidos de nuestra liga, son partidos muy aburridos, sin estrategias, ni emoción. Ahora solo nos interesa ganar ligas, o tal vez la Copa Colombia. Ya no nos interesamos por destacar en Copa Libertadores, ni nos preocupamos si Colombia pasa o no pasa a un mundial, y mucho menos por nuestra liga profesional femenina. 

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