¡No soy un vago!
Por: Andrés Felipe Alfonso
He de reconocerlo, no estoy bien. Entre rupturas amorosas y peleas familiares, hay un tema que me entristece. Sé que cualquier periodista ha tenido que soportar ese momento, el momento en el que con valor tomamos la decisión de decirle a nuestra familia cuál va a ser la profesión que elegiremos para toda la vida.
Con ímpetu tomas valor y dices “voy a ser periodista”. Un silencio incómodo llega de la nada. Miradas juzgando la decisión de tu vida y esa tía malintencionada que, con sus aportes, bastante inoportunos, dice: “esa es la carrera de un vago”.
El recuerdo sigue vivo como si hubiera sido ayer, pero me di cuenta de que las personas que dicen eso no saben lo que es ser periodista, ni mucho menos que los periodistas tenemos cinco sentidos. Y es que claro. El periodismo se puede decir que es un arte, un arte en el que el artista está detrás de su obra sin protagonismo. Al fin y al cabo, el periodista no busca ser protagonista, busca hacer protagonista a aquel que lo necesite.
Esto lo aprendí gracias a Ryszard Kapuściński, un reconocido escritor polaco, quien menciona en su libro "Los cinco sentidos del periodista", que existen cinco sentidos claves para un periodista. Estos sentidos se refieren a las capacidades físicas de cualquier ser humano, pero más desarrolladas desde el ejercicio de dicho oficio.
Y es que bueno, se necesita de varias cosas para ser un periodista. Cuando ingresas al mundo del periodismo piensas que tus herramientas de trabajo van a ser una libreta, un lápiz, un micrófono y una cámara. ¡Qué grave error! No sabes que esos elementos son secundarios. Necesarios, pero secundarios. Porque para ser un buen periodista debes utilizar la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, más allá de como lo haría cualquier persona.
En cuanto a la vista, Kapuściński se refiere a la capacidad del periodista de observar detalladamente su entorno, su ubicación, buscar más allá de las cosas que están a simple vista. No dejar nada sin investigar. Esto se logra cuando aprendemos a leer los detalles que hay a nuestro alrededor y, sobre todo, a observar el mundo desde diferentes perspectivas. Nunca quedarse con un único punto de vista.
El sentido de la audición es, de acuerdo con el escritor, uno de los más importantes, porque si tenemos este sentido podremos identificar historias fantásticas con tan solo escuchar a las personas que entrevistamos. Los periodistas que logran esa escucha activa, identifican muchas más cosas de las que les dicen, ampliando la información que tienen y haciendo su reportaje mucho más completo.
El sentido del olfato. Esto es algo más metafórico. No es tener el super olfato canino, pero sí tener un olfato noticioso. Un olfato con un objetivo de hallar cosas nuevas, hallar un cambio o hallar simplemente la verdad. Este sentido impulsa a más de un periodista a salir a la calle y buscar algo nuevo para escribir. El olfato te genera necesidad. Y la necesidad te ayuda en tu trabajo.
Ahora bien, con el gusto le damos una esencia a la historia, una personalidad o un interés. Le damos al lector un cambio, una salida de lo habitual. Esto es sumamente importante para un periodista, porque se convierte en su factor diferencial. Además, gracias a que este sentido toma la memoria y la experiencia, el periodista cuenta con buenas herramientas al momento de escribir.
Por último, el sentido del tacto. Aquí se pone a prueba nuestra capacidad para afianzar vínculos con la gente, distinguir las cosas reales de las ficticias y elegir las mejores estrategias de acercamiento. Para un periodista esto siempre será importante. Es la primera parte de la conexión de un entrevistador.
Después de conocer el uso que un periodista le da a estos cinco sentidos, me di cuenta del error que cometía al creer en falacias de personas ignorantes. El periodismo no es la carrera del vago ni mucho menos. Solo el periodista sabe qué es pararse a las 6:00 de la mañana para poder encontrar una historia. Solo el periodista sabe qué es meterse a los lugares más remotos o peligrosos para que los habitantes sean escuchados. Solo un periodista sabe lo que es sufrir por otro y plasmarlo en un texto.
Un periodista es un artista de la realidad, escribiendo palabras sinceras y empáticas. Su voz pide a gritos justicia para él y para los demás, rompiendo barreras y desafiando la opresión. Un periodista tiene algo más allá que ideas y cámaras. Tiene experiencias, tiene vida en sus relatos, tiene visión, tiene olfato, tiene audición, tiene gusto y también mucho tacto.
Pero no nos olvidemos de otros factores casi no mencionados en el libro, como el coraje y la valentía de una persona al ser periodista. Inclusive, me recuerda un poco a una frase que me dijo un compañero. Él con su cizaña me cuestionaba “¿sabes qué es lo que más admiro de Jaime Garzón?”. Yo le respondí: “¿que era muy espontáneo como periodista?”. Él me negó con la cabeza y dijo: “que siempre manejaba con las ventanas abajo”. Esa frase me dio a entender que también necesitas valor para ser periodista. Necesitas amor para afrontar las cosas que suceden y a veces un poco de dolor para que fluya tu creatividad.
Por eso, “los 5 sentidos del periodismo” es un libro que todo periodista debería leer, porque no solo es un libro que nos da consejos de cómo mejorar en la profesión, sino que busca darnos una muestra de la realidad de este oficio. De hecho, sin darnos cuenta, el autor utiliza sus cinco sentidos en la obra.
Debo reconocer que hace cinco meses dudaba si tomé una decisión correcta. Hace cuatro meses pensaba en si era un vago. Y, hace 3 meses, llegó a mi vida este libro. Ahora lo tengo claro. No me equivoqué y no soy un vago. Soy un periodista que está tratando de agudizar sus cinco sentidos. Y lo hago desde adentro, desde el trabajo y desde la experiencia.
En conclusión, queda claro que el periodista no es un vago, sino más bien un buscador de la verdad. A través de sus sentidos, el periodista desafía las adversidades, investiga a fondo, y se adentra en terrenos desconocidos para informar y dar voz a aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos. Utiliza los cinco sentidos en su labor. Asimismo, no solo requiere habilidades, técnicas y conocimientos profundos, sino también un sentido ético y una pasión por contar historias que reflejen la realidad en toda su complejidad.