‘El mártir de Armero’

«Detrás de esta historia, está la muestra fehaciente del comportamiento intolerante que ha reinado por años en este país, así como la ignorancia profunda de muchas calamidades»

El miércoles 13 de noviembre de 1985, una avalancha de barro de 40 metros de altura, el equivalente a un edificio de 12 pisos, proveniente del volcán Nevado del Ruiz sembró el terror en los habitantes de Armero. El fin del mundo llegó para una población que no fue evacuada a tiempo.

trabajada crnica de viaje celis 1

De la tragedia de Armero se han generado muchos rumores, algunos de ellos ciertos, otros no tanto. Un ejemplo claro es el mito que ronda sobre la supuesta maldición que lanzó un sacerdote antes de su muerte. Si bien es cierto que existen muchas coincidencias, como el simple hecho de que el cementerio del pueblo quedara en pie, por ello surgió la necesidad de ratificar qué tan reales eran esos «cuentos».

En una de las visitas que le hice a Rosaura Salas, madre cabeza de hogar, conocí el supuesto mito sobre la maldición de Armero. En medio de la charla me preguntó que si había escuchado algo sobre el mártir de Armero, a lo que le respondí que si se refería al sacerdote que habían asesinado de una manera espantosa dos días después de El Bogotazo. Efectivamente ella hablaba del sacerdote Pedro María Ramos, a quien le hicieron el proceso de beatificación y de quien se escribió el libro El beato Mártir de Armero, texto realizado por el periodista y escritor huilense Vicente Silva Vargas.

fotos 1. editada

Pero… ¿Quién era Pedro Ramírez? Pedro María Ramírez Ramos nació el 23 de octubre de 1899 en el municipio de La Plata (Huila), Colombia, en el seno de una familia conservadora. Sus padres eran Ramón Ramírez e Isabel Ramos. Con el deseo de ser sacerdote ingresó al seminario de María Inmaculada, en Garzón, el 4 de octubre de 1915. Por dudas vocacionales se retiró del seminario en 1920. Ocho años más tarde regresó al seminario pero, en esta ocasión, al de Ibagué (Tolima), donde, en 1931, es ordenado sacerdote. Hacia 1943 se encuentra como párroco de Fresno y, finalmente, para 1948 en Armero.

– «El padre llegó a Armero con un pensamiento muy conservador y temperamento fuerte. Él distinguía a las personas por su inclinación política, también por si asistían a misa y eran buenos feligreses, lo que provocó un enfrentamiento con los habitantes y ante eso se desató una turba de personas en su contra», afirma Rosaura.

trabajada celis 4

Al lado de la casa cural, cuyo suelo ratifiqué que sobrevivió a la avalancha, estaba un convento. Una de las religiosas que trabajaba con Ramírez dejó consignado en un libro los momentos previos al asesinato de él. «El día 9 de abril, a eso de las 2:30 p.m., supimos por las niñas del colegio de la muerte del doctor Gaitán. En medio del bullicio, y a pesar de tanta algarabía causada por las manifestaciones, nuestras clases marchaban como de costumbre. Sin embargo, notábamos en el alumnado un estupor muy grande, como indicando que algo muy grave iba a suceder».

Luego escribe: «Más tarde vinieron a tocar a la casa cural para decir que necesitaban que el padre fuera a darle una boleta de defunción a una jovencita que había acabado de fallecer. Nosotras no queríamos que fuera por miedo a que le pasara algo, pero nos tranquilizó, nos dijo que era su obligación ir a ver a los enfermos y que Dios velaría por él. Ya de regreso el padre contó que habían amenazado con meterlo a la cárcel, pero no manifestó ninguna alarma».

Fotos 2

Según la religiosa, la madre superiora y por petición del padre, les ordenó que arreglaran maletas y así lo hicieron, dejándolas preparadas en los dormitorios por si tenían que huir. Mientras tanto, el padre estaba disponiendo su retirada y mandó al sacristán a que pusiera una escalera sobre la casa vecina, que daba al techo del colegio.

Como a las 10:00 a.m., Ramírez llamó a la madre superiora y, afanado, le pidió la llave del sagrario y el roquete y mandó a que se encendieran las velas y se reuniera a la comunidad. El padre, a lo mejor presintiendo que la muerte se acercaba, procedió a darles la comunión a las monjas. Les pasó hasta diez hostias para cada una, unas ocho o diez veces. «Sentíamos una fuerza sobrehumana al recibir ese precioso alimento, nos sentíamos transportadas a los primeros siglos de la iglesia y dispuestas a morir por Cristo. Solo dejó una hostia para que nos acompañara», continuó la religiosa en el libro.

celis

El 10 de abril, hacia las 5:00 p.m., una multitud de personas entró en la iglesia, profanando el templo y pidieron a las monjas y al padre Pedro que entregaran unas supuestas armas que tenían escondidas en el convento. Al no encontrar nada, sacaron al sacerdote y en el centro de la plaza lo asesinaron a machetazos. En medio de su agonía les dijo a sus agresores: «No quedará piedra sobre piedra de Armero», lo que fue considerado una maldición, y hoy en día es contado por los guías que esperan a los turistas que desean conocer de la tragedia de Armero. 

El cadáver fue abandonado a la entrada del cementerio donde fue recogido por vecinas del sector, entre ellas algunas prostitutas, quienes lo sepultaron semidesnudo en una fosa, sin ataúd ni nada parecido a una ceremonia religiosa. Allí permaneció hasta que semanas después de restablecido el orden las autoridades identificaron plenamente el cuerpo y lo entregaron a familiares y miembros de la Iglesia Católica, quienes durante varios días lo trasladaron en un estremecedor y largo cortejo fúnebre que empezó en Armero, pasó por Ibagué y El Espinal, siguió en Neiva y Garzón y terminó en La Plata.


Realizado por: Maria Paula Celis, estudiante del programa de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Ibagué. 

El Anzuelo Medios

Masoko

Contacto

 

¡Escríbanos!

 

 Ibagué Tolima

 Carrera 22 Calle 67 B/Ambalá

 +57(8)270 94 00 ext 287

 Fax: +57(8)270 94 43

 elanzuelomedios@unibague.edu.co

Acuerdo de Uso