Musical nocturna
“En realidad, en los parches nocturnos los músicos duros se 'paran' es con música colombiana o andina”.
Un parche musical se puede vivir en el centro de la ciudad de Ibagué, entre instrumentos, cantantes y espectadores. Varios jóvenes músicos resultan reunidos, puede ser cualquier día, no necesariamente los fines de semana. Unos están por el gusto a la música, las ganas de seguir con los amigos, otros por curiosidad, algunos no tendrán sueño luego de salir de bares y discotecas.
Se sabe que durante el año, Ibagué es sede de varios eventos musicales y folclóricos como el Festival Nacional de la Música Colombiana, Ibagué Jazz Festival, El Ocobo de Oro, entre muchos otros, pero lo que ha identificado esta ciudad como La Capital Musical de Colombia, no han sido solo estos destacados eventos, sino otras dinámicas que hacen parte de la rutina de ciertos jóvenes que crean un ambiente musical.
Normalmente 'el parche musical' sucede en horas de la noche y se ubican en el Parque de la Música, Plazoleta Murrillo Toro o Parque Simón Bolívar. Quienes tienen instrumentos suelen ser estudiantes del Conservatorio del Tolima, la EFAC, músicos empíricos y algunos ni siquiera son de la ciudad. La guitarra, el yembe, la tambora y la quena son los más comunes y necesarios para adaptarse a cualquier ritmo musical. Pero existe la preferencia con la música tradicional, así lo asegura Jaime Zuleta, quien está próximo a graduarse como licenciado en música del Conservatorio del Tolima: “En realidad en los parches nocturnos los músicos duros se "paran" es con música colombiana o andina, en las noches se toca es folklore, se hace improvisación, también algo de jazz y blues”.
Estar como espectador mientras un grupo de jóvenes interpretan canciones como Colombia tierra querida, La cumbia del caribe, Moliendo café, entre otras, hace que uno se sienta en un ambiente bohemio, donde se desconecta de la música comercial de los bares o discotecas. En ese momento del acto cuando empiezan a tocar, es casi inevitable que se acerquen personas, bien sea por gusto, curiosidad o pasar el tiempo.
Estos jóvenes no siempre salen a tocar entre amigos, durante el día y parte de la noche suelen “retacar” en el centro de la ciudad. Retaquiar para ellos significa como trabajar. A diferencia de algunos músicos que se ubican en la tercera, ellos suelen ir a establecimientos como plazoletas de comida a tocar, cantar y las personas a cambio les agradece con dinero. Según Robier Yarit, quien es cantante tenor y estudiante de la EFAC, la mejor hora para trabajar es de tres a seis de la tarde y pueden hacerse un diario de treinta mil pesos o más.
No siempre en las noches es todo color de rosa para los músicos, no siempre pueden tocar donde quieren, pues los “tombos”, es la manera a referirse a un agente de policía, en ocasiones les pide que se vayan del lugar. Según la policía, solo cumplen con su labor, puesto que suelen recibir llamadas de la ciudadanía quejándose por el ruido o reportando el consumo de estupefacientes.
Así como sucedió en pleno toque en el parque Bolívar un miércoles a las ocho de la noche, en que un grupo aproximado de cinco músicos se encontraban improvisando y ya contaban con un amplio y diverso público de otros cantantes, gente mayor y hasta niños. Unos bailaban al ritmo de la música, otros se encontraban sentados alrededor de los muchachos, unos bebían guarapo, no faltaba quien fumara un cigarro y también quien quisiera grabarlos. Entonces llegaron dos agentes en una moto a pedir que se fueran del lugar porque habían recibidos llamadas de algunos habitantes del sector.
Alejandro, quien también es músico, afirma ante esta situación: “Esta es la ciudad musical y se supone que hay que apoyar el arte y la cultura urbana, pero igual la autoridad es la que manda. Y como buenos ciudadanos obedecemos, ahora iremos quién sabe a qué espacio porque en otros lugares hay menos luz y más peligro, uno expone sus instrumentos”. También agrega, en una actitud de impotencia, que no siempre sucede eso, pero “(...) uno viene a la comunidad a ofrecer cultura, música, arte y otro tipo de cosas que se han perdido. Los músicos como juglares se adueñan de esos escenarios, me parece que deberían tenernos en cuenta y más en la ciudad musical. Deberíamos tener prioridad como artistas”.
Redacción: Marleny Oyuela. Estudiante de Comunicación Social y Periodismo, Universidad de Ibagué.
Fotografía: Andrés Castro.