La docencia siempre estuvo en su vida

 ✒Perfil


‘‘Siempre ha sido parte de mis actividades discutir ideas, el mundo académico, también la docencia en el sentido informal de aprender y de ayudar a aprender".


 

- Hola, buenas tardes.
- Buenas tardes.
- ¿Cómo están?
- ...
- ¿Cómo les fue con el trabajo?

- En ese preciso momento, asegura Juan David Caicedo, estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Ibagué, quien actualmente cursa la clase de Enfoques de Investigación, que ‘‘más de uno de sus compañeros se inquietaron y empezaron a transpirar, porque sabían que su trabajo sería cuestionado y tendrían que argumentar muy bien’’.

Richard Clayton Doughman es docente de tiempo completo de la facultad de humanidades de la Unibagué. Reconocido por su trabajo, como el de los días miércoles en la clase de Enfoques, la cual da inicio a las 4:02 pm y termina a las 6:00 pm, tiempo en el que no solo revisa en forma oral un trabajo de investigación práctica, sino que también hace un taller en clase.

Doughman es un estadounidense que gusta de usar zapatos tipo tenis y camibusos tipo polo, pues casi todos los días va al trabajo en bicicleta. Este ejercicio, más las caminatas, una dieta rica en frutas y verduras, y poco uso de automóviles lo mantienen vital, delgado y con un ligero bronceado en sus brazos y rostro. Sus facciones físicas son las típicas de todo anglosajón, alto, blanco y de cabello rubio. En la capital tolimense estos atributos resaltan y marcan tanto contraste como un estudiante de octavo semestre, viendo una materia con los de segundo.

Su rostro de forma triangular, que muy pocas veces dibuja una sonrisa con sus labios delgados, siempre es adornado por dos ojos azueles claros, que te miran fijamente, una barba espesa y bien arreglada y una nariz aguileña.


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Richard es de una familia de profesores. Su padre ahora pensionado, fue docente de educación física y lenguaje en el Estado de Ohio y su madre, maestra de educación primaria en el mismo Estado. Además, su hermana también lleva a cabo la profesión de sus padres, pero desde el sudoeste de Arizona.

Mientras que Richard estudiaba licenciatura en letras en la Universidad de Pepperdine, Malibu – California, EE.UU. Nunca se imaginó que terminaría siendo docente. Debido a como él mismo dice: ‘‘estudiando en la universidad tampoco pensé en ser docente en mi carrera profesional. Pues como un muchacho bien romántico quería ser escritor y estudié escritura creativa y pues la docencia no estaba tan presente en este momento’’.

En el 2004, toda su percepción cambió cuando se fue de viaje Argentina, con el fin de aprender español y pasar un tiempo fuera de su país. Durante su estadía en Buenos Aires, trabajó como profesor de inglés y trató de interactuar, en lo que le era posible, con las personas nativas que lo rodeaban, todas hispanoparlantes. Como él lo afirma con un tono más alto del acostumbrado ‘‘todo el mundo te dice que vas aprender muy rápido, que en dos meses ya estás hablando, pues resulta que en dos años más o menos estaba hablando... capaz de conversar’’ ‘‘los primeros meses realmente muy limitados, uno sabe decir de dónde es y yo venía estudiado español, pero en la cotidianidad se exponen mucho las debilidades’’.

El pueblo latinoamericano le enseñó a Doughman dos cosas: la primera que tenía que cambiar el imaginario social y la segunda que le faltaba mucho por aprender para poder hablar español. Así que evitó hablar con otros norteamericanos y leyó mucha literatura española e inglesa.

A los cuatro años y luego tener muchas conversaciones, un cambio de residencia y de trabajo, Richard había abandonado Buenos Aires y ahora vivía en el pueblito de Chaltén de la provincia de Santa Cruz, al sur de Argentina. Allí trabajó en el Parque Nacional los Glaciares, estudió portugués y conoció a muchas personas muy amables, con gustos similares y con la disposición de compartir.

Después de esta experiencia que ‘‘te nutre como persona’’ como asegura él, Doughman decidió estudiar la maestría en Estudios Latinoamericanos. Que por una conversación con la directora del programa de la Universidad Nacional de Cuyo, terminó estudiando en Mendoza.

Mendoza, Argentina, era una ciudad que le gustaba a Richard. Pero como él afirma ‘‘es un poco engañoso hablar de estudios latinoamericanos, uno lo estudia en Argentina y tiene un enfoque dado por los profesores que son expertos en el ámbito argentino más que el mundo, seguramente en México tiene cierto sesgo hacia lo mexicano’’. Él expresa que estos estudios fueron en especial Cono-sureños, y más que estudiar la identidad de América en forma histórica, él dice que la estudió en forma ‘‘histórica-crítica’’ para poder transformarla. Su tesis la realizó en Paraguay con las comunidades campesinas, allí aprendió guaraní y estudió sus productos alimentarios agrícolas.

Richard llego a Colombia por cuestiones personales. Cuando me iba a decir el por qué, miró con anhelo cada una de sus manillas de su brazo izquierdo y con una risa nerviosa dijo: ‘‘En la rutina conocí a una colombiana y formamos pareja hace siete años, vivimos dos años en Paraguay mientras yo realizaba la investigación y ella trabajó con organizaciones de mujeres campesinas e indígenas. Ella es bogotana ‘‘ en el momento de terminar el trabajo en Paraguay y decir que lo dos estamos muy lejos de familia, de cosas que también nos importan, pues decidimos que era momento de mudarnos y al final fuimos a dar a Bogotá’’. Actualmente llevan una relación de siete años, aunque desde los últimos ocho meses se han distanciado por cuestiones laborales.

En julio del 2015, llegó a Ibagué como profesor de tiempo completo para el cargo de Ciencias Sociales de la facultad de humanidades de la Unibagué. Él afirma que ‘‘Es raro porque es una cosa que no aspire a ser, tampoco lo desprecié para nada, pero no fue mi plan volverme docente... pero a cierta edad uno se da cuenta que hay que escoger algo’’. Richard afirma con un brillo en sus ojos y una mirada de conmoción, que la docencia ‘‘siempre ha sido una parte de mis actividades: el discutir ideas, el mundo académico, también la docencia en el sentido informal de aprender y de ayudar aprender’’. Ahora para Richard es un compromiso y opción de vida.

Claudia Londoño, profesora de tiempo completo de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Ibagué y amiga, dice de Richard: ‘‘es una persona tranquila y trabajadora con la cual se puede hablar de muchos temas muy relajado’’ ‘‘hablamos de la realidad del país. En particular en este momento Richard está vinculado al tema ambiental, le interesa la consulta popular minera en Ibagué y es una persona que se interesa por conocer Ibagué y su entorno’’.

Doughman, es un profesor que se preocupa por la educación de sus estudiantes. Por eso aunque tenga grupos de 40 alumnos de diferentes carreras, trata de tener interacción académica con cada uno, aunque muchas veces su objetivo se ve imposibilitado por las clases magistrales y los trabajos en grupos; su ideal es tener clases de máximo 15 estudiantes porque según él,  uno de los factores que intervino para estar en el lugar donde se encuentra  fue la educación personalizada, debido a que esta crea una cercanía y una mayor fluidez en el momento de crear ideas.

Richard también dice que prefiere esta cercanía por el ambiente familiar en que creció. Él tuvo la suerte de crecer en un barrio, donde los amigos de sus padres vivían cerca de su casa y que ellos también tenían hijos de la misma edad que Richard. Desde pequeño tuvo una interacción con los demás, aunque fuera la mayoría de las veces fiestas de jardín, cuenta cómo todo este ambiente lo ayudó en su aprendizaje. Además, compartió muchos veranos viajando en automóvil con su familia conociendo todos los estados de su enorme país.

En un futuro, Richard tiene el propósito de seguir siendo docente, no solo por su compromiso con los demás, sino, porque piensa que a través de la docencia práctica puede llegar al mundo rural, una de sus pasiones.

Doughman tiene el sueño de tener una finca, que por cuestiones económicas sería mejor comprar en el territorio colombiano. Pero si no lo puede lograr, más adelante hará un doctorado en agroecología y estudiará el mundo rural colombiano para aportar a la investigación de los sistemas agroalimentarios, porque según él es la parte interesante del país.

Richard dice que la Universidad de Ibagué le ha brindado además de una estabilidad económica y la posibilidad de poder vivir fuera de Bogotá, un espacio para colaborar, hablar e interactuar con compañeros y pares académicos sobre distintos temas que los preocupan como el medio ambiente, el tejido social y la lingüística.


Redacción: Nicolas Arturo Melgar. Estudiante de Comunicación Social y Periodismo, Universidad de Ibagué.

 

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